miércoles, 19 de octubre de 2016

Los indígenas que distribuyeron cerveza paceña a inicios del siglo XX

Es un día de diciembre de 1923, los indígenas labradores Dionisio Quispe y Manuel Ventura compran 36 docenas de botellas de cervezas de la Cervecería Boliviana Nacional (CBN). Tienen el firme propósito de trasladar el producto a la localidad de Viacha, según se estima, con la finalidad de comercializarla durante alguna festividad local. Sin embargo, algo impediría que concreten sus planes.

Este documento hallado en el Archivo de La Paz fue bautizado por los historiadores Ana María Lema y Roger Mamani como los "indígenas cerveceros”. Ambos se encargaron de elaborar una recapitulación de la historia de la CBN en conmemoración de sus 130 años de existencia.

Cervecería Boliviana Nacional 1886-2016: 130 Años de Historia repasa diferentes hechos relacionados a una de las bebidas más emblemáticas del país y el mundo. La demanda de la cerveza que impulsa la conformación de la industria en La Paz, su contribución en el desarrollo económico del país, su papel como estrategia de vida y su presencia en las fiestas populares forman parte de la investigación.

"Este es el primer documento que encontramos sobre la vinculación, tan temprana, de la Cervecería Boliviana Nacional con un sector popular que está haciendo un negocio, transportando cerveza desde La Paz hasta Viacha en un entorno muy difícil, por las condiciones de las carreteras, para distribuirla”, explica Mamani.

La CBN fundada el 20 de octubre de 1886 como resultado de la fusión de Cervecería Americana, del alemán Alejandro Wolf, y Cervecería Nacional, teniendo como propietarios a Luis Ernst, Hugo Preuss, Federico Groenewold, y Eugenio Stohmann, también de nacionalidad alemana.

Labradores vs. impuestos

Al comprar las 36 docenas de cervezas, Quispe y Ventura pagan el impuesto estipulado para la venta de bebidas alcohólicas en La Paz. Emprenden entonces el largo y pesaroso camino hacia Viacha por rutas de tierra y, por la cantidad de carga, probablemente ayudados por mulas.

Amarga es su sorpresa, cuando al llegar a Viacha, el licitador del impuesto de internación a la cerveza del país les dice que su carga es contrabando.

"Rosendo Valencia era el cobrador de impuestos de la localidad, él les pide que paguen un nuevo impuesto para la internación de esa cerveza en Viacha (...). Ellos se identifican como labradores, pero señalan que por necesidad de ganar dinero adquieren la bebida para distribuirla”, detalla Mamani.

Valencia les decomisa la cerveza. Como la inversión de la tal vez única dotación de cerveza para la celebración en la localidad peligraba, los labradores deciden tomar cartas en el asunto y llegar hasta las últimas consecuencias.

Después de buscar sin éxito al Prefecto, Quispe y Ventura deciden llevar al tal Valencia a los estratos judiciales exigiendo que les restituyan la cerveza. La Corte Suprema de Distrito interviene y ordena que la carga de bebida sea devuelta a sus propietarios una semana después.

Si las cervezas fueron devueltas o no, es un misterio. El documento finaliza con la determinación de la justicia. El hallazgo de este documento resultado de la búsqueda de Mamani, que también es archivista, abrió una puerta a los historiadores para observar cómo la cerveza se establece como vínculo entre la empresa y sus consumidores, ello a través de estos labradores que son distribuidores.


"Estos labradores son los ‘proto’ distribuidores que conocemos en la segunda mitad del siglo XX y cuya figura paradigmática es Max Fernández. Esto nos muestra cómo la cerveza se va abriendo camino en el ámbito del consumo popular”, explica Lema.

Para los historiadores, el documento refleja que la venta o reventa de cerveza en acontecimientos sociales era percibida como una valiosa estrategia económica.

El gusto del pueblo

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la cerveza era consumida por alemanes y por algunos sectores de la élite paceña, pero para la segunda década del siglo pasado ya se consumía en Viacha, según el documento. Sin embargo, no se sabe con certeza cuál fue la primera experiencia de distribución de esta bebida realizada por indígenas en alguna localidad.

La ciudad de La Paz de Quispe y Ventura, de quienes se ignora si nacieron en Viacha, tiene impuestos municipales para la venta de "los alcoholes”, además del gravamen nacional para su consumo. El vino, champaña, coñac y, por supuesto , la cerveza importada y la nacional tenían una carga impositiva. La asignada a la cerveza estaba en constante ascenso debido a la creciente demanda nacional.

En 1923 el presidente de Bolivia es Bautista Saavedra, se vive el auge del estaño y son las vísperas del centenario de la República de Bolivia. Años antes (1899) La Paz se convirtió en sede de Gobierno, lo que tuvo implicaciones políticas y económicas.

La contribución económica de la cerveza se da desde entonces en varios aspectos, como la comercialización en la que intervienen cada vez más intermediarios. Los beneficios se distribuyen no sólo en la CBN, sino entre los involucrados en la intermediación.

La presencia de indígenas migrantes del campo en las filas de los obreros de la CBN se observa años después en registros fotográficos de la década de 1950.

Los insumos de la cerveza que compraron los labradores eran en su mayoría importados. Para entonces la demanda de producción de la CBN superaba a la producción nacional de cebada, por ejemplo, que también era adquirida por la compañía cervecera.

Del oro a la cerveza

Pero el ingrediente clave de la cerveza era el agua. "Sospechamos, es una hipótesis, que la ubicación de la cervecería, donde ha estado desde un principio, no fue casual. Y que se determinó en gran parte por la presencia de vertientes en la zona, conocida como Challapampa”, comenta Lema.

Fueron esas vertientes, según los historiadores, las que se utilizaron en la época prehispánica para lavar oro. En la zona se ubicaba un asiento aurífero que fue el que atrajo a los españoles al valle de Chuquiago.

El papel del agua de vertiente y su pureza fue puesta nuevamente en valor cuando CBN adquirió la cervecería Unión Huari en 1930, en Oruro.

"Pasamos del oro a la cerveza (...). Una bebida que pasó de ser importada a tener un creciente consumo. Ya en 1908, Bolivia exporta 351 litros de cerveza a Europa, una cantidad mínima, pero simbólica para el orgullo boliviano”, concluye Lema.

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