martes, 11 de abril de 2017

Sir Pieper, los sabores del mundo en una cerveza boliviana



Hay una sensación de más de 30°, la sed es más explícita que la conciencia de estar despierta. Frente a mí está la bebida que, según estudios científicos, ocasionó que el ser humano deje la vida nómada y se establezca en un territorio ¿Puede existir una fuerza similar en los albores de la civilización? En menos de 20 segundos descubriré probablemente la cerveza más compleja, inspirada y misteriosa hecha en Bolivia.

En la finca Casa Blanca, en la localidad de Tres Cruces, a 120 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz, se encuentra la planta de Sir Pieper, una microcervecería que produce tres variedades de cerveza: Nubia, Barba Roja y Mulata.

El propietario es el colombiano nacionalizado boliviano Jorge Molina Pieper (30 años) que junto a su primo Martín González Pieper (26 años) -ambos de ascendencia alemana- son artífices de todo el proceso de elaboración.

"Nuestro objetivo es crear sabores de todo el mundo y tenerlos en el país, pero que, al mismo tiempo, la cerveza tenga una identidad muy definida y que sea reconocida como boliviana”, detalla Molina.

Al levantar el vaso repito, sin reparar en ello, un ritual legendario. Su nombre es Barba Roja, un cerveza roja, como su nombre lo delata, con mucho cuerpo, que revela la presencia del lúpulo tonos amaderados y un dejo muy sutil que coquetea con el caramelo. Ésta fue la primera receta de Sir Pieper.

Una bendición para los sentidos
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FOTOS: Daniela Aponte Gumiel

Barba Roja no es una cerveza hecha sólo para combatir los 30°. Cuando la saboreo algo me obliga a detenerme y a tratar de adivinar esos matices escondidos. Es pura alquimia, pienso; tal vez sea porque es una bebida bendecida, aunque durante su elaboración pensaron que algo estaba muy mal.

Seis días antes de que esté lista, un grupo de pastores llegó de Estados Unidos y se alojó en el hotel Los Guaduales, de la empresa turística Bolivian Adventures, ubicado a 200 metros de la cervecería y que pertenece al padre de Molina. Uno de ellos bendijo la planta y todo lo que ahí se iba a producir. Alquimia o bendición, no hay una cerveza igual a esta en el país.

Molina decidió entonces hacer una cerveza roja que sea apreciada por la clientela femenina. Compró una malta especial y siguió la receta. A medida que la elaboraban, se dio cuenta de que era negra. Pensó que iba a cambiar, recuerda ahora entre risas; no fue así. "Con los días, probábamos y sabía a café. Yo ni había pensado hacer una stout”, confiesa.

Cuando finalmente la probaron, les recordó a la cerveza negra irlandesa Guinness. "Fue cuando dijimos que algo estamos haciendo terriblemente mal, que todo nos sale bien”, recuerda González. Así nació Mulata, una bebida cremosa de sabor suave con gran cuerpo, una delicia que será apreciada por los amantes del café y el chocolate.

Llegó el momento de hacer una cerveza rubia. Así lograron una bebida ligera de malta con aromas cítricos y de sabor refrescante con tonos de miel y un dejo a naranja. Su nombre es Nubia, como la antigua ciudad del oro de Egipto.

En las tres cervezas es imposible dejar de apreciar el cuerpo que poseen, que lejos de ser denso parece haber llegado a un equilibro exacto con la frescura que regala con cada sorbo. El sabor delata un trabajo inspirado, hasta artístico.

Una pasión adolescente

El padre de Molina, de origen colombiano, se enamoró de Santa Cruz a inicios de la década de 1990. Compró la finca en donde con los años fundó la empresa Bolivian Adventures y Los Guaduales junto a otro hotel, además adoptó la nacionalidad boliviana. En 2003 la familia completa se mudó a la capital cruceña.

Fue durante un viaje a Bariloche, Argentina, que un Molina adolescente entró a una cervecería artesanal y probó una de las variedades. Se dijo: "Esto es lo que quiero, quiero tener una cervecería”. Le recomendaron entonces que viaje a Colorado, Estados Unidos, para aprender sobre la bebida.

A los 15 años empezó a experimentar con su elaboración, con resultados desafortunados. Hizo malta y le salieron gusanos; en otra preparación puso demasiado lúpulo logrando una cerveza amarga. Poco a poco consiguió hacer cervezas "sabrosas”, recuerda.

En 2012 se fue a Colorado y trabajó durante tres meses en una cervecería para aprender los procesos de elaboración; su pago: cerveza. Al regresar, hace tres años, a Bolivia logró que le fabriquen los tanques de 1.200 litros y fue pagándolos poco a poco.

Tiempo después, a un estadounidense le encantó tanto su proyecto de vida que le prestó 20.000 dólares para que el emprendimiento termine de materializarse.

Antes de que la planta de Sir Pieper comience sus operaciones en 2016, Molina viajó junto su esposa, de nacionalidad boliviana, a Alemania para dar encuentro a González. Juntos recorrieron las cervecerías más importantes de Europa y asistieron al Oktoberfest.

Los secretos de su sabor
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FOTOS: Daniela Aponte Gumiel

La imagen de Sir Pieper se completa con un escudo que tiene un guerrero protegido por un yelmo, armadura que protege su cuerpo y cabeza. Fue la serie Game of Thrones la que influenció de alguna manera en el diseño, indica Molina.

Como el escudo, el concepto de Sir Pieper ha sido claro desde su origen. "No quiero que mi cerveza se venda en el supermercado, en botella o en latas; tal vez tengan que pasar muchos años para eso. Quiero que mi cerveza se venda con su propio draft system (dispensador), directo del barril al vaso”, explica.

El propietario de Sir Pieper construye su propio draft system, con piezas importadas, para obtener la conservación y calidad óptima de la cerveza.

El dispensador se incorpora en un congelador que se facilita a los locales que venden Sir Pieper, en Santa Cruz: La Gaira, Foodie Lab, Aviator Wings &Beer y Bendita Beer Garden, además del Street Food Festival.

Hoy, en la planta se producen 600 litros por semana, pero su capacidad es de más del doble.

Tal vez parte del secreto de su sabor sea el agua alcalina que utilizan para su elaboración, con un PH casi neutro y que llega de una vertiente subterránea a la finca. Puede ser el lúpulo que se importa de Australia, República Checa, Alemania, Inglaterra o la malta boliviana. Pero lo más probable es que sea todo ello.

Desde que apareció la primera bebida fermentada en China hace 9.000 años hasta la primera evidencia de la existencia de la cerveza hace 5.000 años en Irán, el alcohol "ha sido un motor cultural desde el origen de la humanidad y ha impulsado el desarrollo de las artes, el lenguaje y la religión”, como lo describe Andrew Curry en el artículo Alcohol, un romance que ha durado 9.000 años, publicado en la revista National Geographic.

Después de miles de años, consumir cerveza en el contexto actual puede ser una práctica con una fuerte carga de frivolidad, pero 20 segundos bastaron para que redescubra que tomarme un momento para apreciar una cerveza es otra cosa. Esto no es un placer efímero para adormecer los sentidos.

La Sir Pieper es una cerveza cuyo sabor se recuerda, es esa bebida que me invitó a detenerme para apreciar sus matices, como tratando de adivinar un secreto.

Esta bebida boliviana, en definitiva, parece estar empecinada en fortalecer esa unión perdida en los anales de la historia. Te hace honrar ese lazo milenario entre el ser humano y la cerveza.


Sobre la cervecería

Contacto Sir Pieper está en las redes sociales. Su página en Facebook es: Sir Pieper Brewing Co. en ese espacio se ofrece información sobre los locales de venta, sus participaciones en el Street Food Festival y cómo hacer pedidos.
Costo De momento sólo se sirve en locales de Santa Cruz. El costo del vaso de medio litro oscila entre los 30 y 35 bolivianos.


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