miércoles, 21 de junio de 2017

Jesús Cáceres, maestro cervecero desde hace 14 años


PASIÓN

La espuma y el color brillante de la cerveza le atrayeron desde pequeño, cuando comenzó a cobijar el sueño de poder saber cómo se hace la cerveza y qué elementos la componen y hacen tan diferente respecto a otras bebidas.

Desde 2003, Jesús Cáceres cumple con un ritual que muchos envidiarían. Cada mediodía, este maestro cervecero se reúne con técnicos cerveceros alrededor de una mesa y prueba varias muestras de la producción de Paceña. Su responsabilidad es grande: cuidar celosamente la receta y que todos los días el sabor del producto que sale de la planta sea el mismo de la receta original.

“Cada vez que viajo o tengo la oportunidad de probar otras cervezas no puedo evitar analizar el cuerpo, el sabor, la espuma, la temperatura, el amargor y tantos otros elementos de la cerveza. Detecto las características, trato de descubrir, y creo que lo logro, cómo se han combinado los ingredientes para llegar a ese resultado”, dice.

Jesús nació en 1972, tiene cabellos lacios negros, oscuras cejas gruesas y una sonrisa siempre presente. Un siglo antes de que él naciera, comenzaba a operar en Bolivia la primera cervecería; el producto había llegado de la mano de inmigrantes alemanes, pero pronto se vio la necesidad de producirla en el mismo país, indica la nota elaborada por Cervecería Boliviana Nacional (CBN).

En 1877, Alejandro Wolf abrió la primera cervecería en la ciudad de La Paz, denominada Wolf & Co, que después tomaría el nombre de Cervecería Americana. En 1886, la empresa se fusionó con la Cervecería Nacional, naciendo así la Cervecería Boliviana Nacional, que adoptó oficialmente este nombre en 1906.

Cáceres lleva 18 años de trabajo en CBN; hace 14 años que cumplió su sueño de convertirse en maestro cervecero. Pero en su juventud universitaria Jesús llegó a la frustración. “De niño, cuando observaba curioso la espuma y color brillante de la cerveza pensaba en qué hacía que tuviera esa espuma y color”, recuerda.

Varios imprevistos que impidieron que visitara la planta cervecera en su natal Cochabamba, durante su adolescencia y juventud, descartaban sus planes. Jamás hubiera soñado siquiera que el 29 de mayo de 2017, en una ceremonia en Malta, recibiría la medalla Monde Selection número 70 para Paceña.

La consistencia y composición de la cerveza y de otras bebidas siempre le habían llamado la atención, la química fue atractiva para él casi desde la niñez. En la adolescencia, un profesor llevaba a su curso de visita a plantas industriales, pero justo cuando tocó ir a la Cervecería Boliviana Nacional, Jesús no pudo. Ya en la universidad sucedió lo mismo, cuando estaba programado ir a la cervecería tampoco pudo asistir.

Jesús es ingeniero químico titulado en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba. En 1999, recién salido de esa casa de estudios superiores, buscó trabajo e ingresó como analista de control de calidad a la Cervecería Boliviana Nacional en Cochabamba.

“Siempre hubo algo que me impedía visitar la planta de la Cervecería. Pero eso me hacía desear más trabajar ahí; al concluir mis estudios presenté mi currículo a esa empresa y me aceptaron”, narra.

Desde entonces, Cáceres ha perfeccionado sus habilidades cerveceras. En 2003, cuando era analista de control de calidad, CBN lo designó para realizar un curso sobre elaboración de cerveza durante seis meses en Brasil. Regresó con mayor preparación y, como resultado de su desempeño, años después fue enviado a España para especializarse aún más y convertirse en maestro cervecero.

La misión principal de un maestro cervecero consiste en preservar la calidad desde la selección de la materia prima hasta la presentación del producto. Cáceres garantiza que la tradicional receta, el sabor que encanta, se preservará por más 130 años y pasará de generación en generación. “Mi hijo de 12 años quiere estudiar ingeniería química. Sueña con ser un maestro cervecero como su padre”, dice Jesús.

La medalla de oro obtenida por Paceña este año después del proceso de calificación del Instituto Internacional de Selecciones de Calidad Monde Selection es un sello de calidad comparable con las estrellas de calidad de un hotel o las de la Guía Michelin. Y es otorgada después de pruebas científicas. Paceña ya lleva 70 medallas, entre oro, bronce y plata, en su haber.

Monde Selection realiza este trabajo desde 1961. Una vez al año, durante cuatro meses, 70 personas se encargan de comprobar la calidad de cada producto que participa con sus muestras. Cada categoría es medida con 20 parámetros diferentes. En esta competencia participan 82 países con 3.160 productos que son puestos a prueba.

Además de la higiene y el etiquetado, se presta una gran atención al análisis de la calidad nutricional general de los productos alimenticios. Las muestras de bebidas son degustadas y calificadas por diez expertos sommeliers de talla mundial. Los jurados desconocen el nombre del producto o la empresa a la que corresponden las muestras, es prácticamente una cata a “ciegas”. Tampoco saben el país de origen.

Expertos ingenieros químicos verifican científicamente las cantidades y componentes que se señalan en las etiquetas de cada producto. Someten los productos a pruebas en laboratorios especiales para corroborar la calidad química de los productos.

“Para mí Paceña es como una hija. Verla galardonada me llena de orgullo porque soy parte de su proceso de elaboración”, afirma Jesús. “La medalla que recibo es para todos los trabajadores de CBN; las familias que nos apoyan y toda Bolivia, porque nosotros trabajamos para deleitar el paladar de los consumidores”, destaca.

Tras casi 30 horas de viaje y con un esguince en el pie derecho causado en un partido de fútbol días antes, este ingeniero químico llegó a Malta y cumplió su anhelado cometido, levantó la medalla Monde Selection. “Paceña es un producto que supera en calidad a muchos otros, muestra que lo que hacemos en Bolivia no tiene nada que envidiar a otros países y que nos podemos enorgullecer por eso. Tenemos con qué”, festeja.

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