domingo, 15 de febrero de 2015

El auge de la buena cerveza artesanal

L a historia de la cerveza es tan antigua como la humanidad. Se tienen estudios de que es la bebida alcohólica más antigua, y que ya en el Paleolítico Superior el hombre preparaba "consumiciones” a base de raíces, cereales y frutos silvestres que previamente masticaba para facilitar su fermentación alcohólica.
Con el tiempo, la cerveza ha formado parte de nuestras vidas. Ha sido testigo de celebraciones, de conversaciones, de discusiones, de fiestas, de sol y playa, de disgustos y enfrentamientos, y de procesos de paz y armonía.
Siendo una de las bebidas más consumidas por el ser humano, en los últimos años se ha convertido en una bebida de culto, gracias a la elaboración y demanda de la cerveza artesanal, una tendencia en alza que se extiende sin descanso y que satisface a los paladares más exigentes.
Un fenómeno que comenzó a desarrollarse en Estados Unidos, a finales de la década de 1970 y principios de 1980, y que hoy sigue vigente en muchos países del mundo y marcando pautas. Por ejemplo, en el estado norteamericano de Colorado su cuota de mercado alcanza el 50%, mientras la media nacional en ese país es del 8%.
"Estamos hablando de un producto gourmé”, explica apasionadamente Sergi Freixes, autor junto a Albert Punsola del libro El mundo de la cerveza artesanal (Editorial Larousse). "Es necesario diferenciar la clásica cerveza industrial de un producto hecho por auténticos artesanos como es la cerveza artesana”, indica el experto a EFE.
Para comprender qué diferencia a la cerveza industrial de la artesanal, Freixes indica que ambas contienen agua, malta, lúpulo y levaduras, "el nexo común entre las dos, pero en el caso de la artesana no está ni filtrada ni pasteurizada. Es decir, en el momento en que se consume es un producto vivo, en todo momento está fermentando”, matiza.
Para acentuar estas diferencias, Freixes detalla la prueba de abrir una cerveza artesanal, volcarla a un vaso, quedando dos dedos de espuma. "Te la acercas a tu nariz y te entran una serie de sensaciones que ninguna cerveza industrial provoca, porque está filtrada y pasteurizada. Es como si tomaras agua, con alcohol y un poco de colorante”, comenta.
Además de los cuatro ingredientes de cualquier cerveza, la artesanal añade el ingrediente "mágico”, la parte más creativa que pueden ser miel, agua de mar, resina de abeto, cereales, frutas, hierbas aromáticas, especies… que van en función de la zona o región, y aportan que se transforme en una bebida más especial.
Para este autor, la cultura de la buena cerveza va en aumento y podemos encontrar auténticas maravillas. "Ahora sí podemos hablar de que es una moda, pero no es una moda pasajera. Y eso se refleja en cómo crecen mercados como el estadounidense, el mexicano, el inglés, el alemán, el belga, el italiano o el español, dónde se lo están tomando profesionalmente muy en serio”, dice Freixes.
Aunque para el experto "quienes la elaboran no pretenden crecer más, porque se trata de un producto que es como el que quiere hacerse un traje en el sastre en lugar de adquirirlo en una gran cadena de ropa, donde encontrará un mismo traje o patrón para todo el mundo”.
La tendencia al alza de este fenómeno se nota en la gran variedad de cerveza artesanas y en la proliferación de microcervecerías , según el especialista "a nivel de escándalo”.
Por ejemplo, en España, las primeras cervezas artesanas tienen ya más de 10 años y, a partir de ahí, han ido creándose foros, asociaciones, ferias y festivales que cada vez reune a más amantes de este tipo de cerveza.
UN AUGE REAL
Una de estas ferias más importantes de Europa es el Barcelona Beer Festival (BBF), que celebrará su cuarta edición del 13 al 15 de marzo y que espera reunir a más de 25.000 personas dispuestas a degustar más de 300 variedades de cerveza artesanal.
Mikel Rius, coorganizador de este reunión de cerveceros, explica que el fenómeno de la cerveza artesanal ha experimentado "un auge real gracias al cual pasa a ser un producto conocido en los dos últimos años”.
A este festival acuden dos tipos de público, añade Rius. "La mayor parte es neófita en el mundo de la cerveza artesanal y se acerca con curiosidad. El objetivo es que tengan una primera experiencia agradable, que prueben varias cervezas y que salgan sorprendidos de lo buenas, sabrosas y curiosas que son”.
Por otro lado, explica Rius "también existe un público especializado que viene al festival a probar las últimas novedades, cervezas realizadas específicamente para este encuentro o algunas que son la primera vez que vienen al país”.
Un público muy heterogéneo. Estadísticamente la franja más habitual es de personas de entre 25 y 40 años, con un 41% de mujeres y un 59% hombres.
"Se trata, en general, de gente inquieta con ganas de descubrir nuevos productos de calidad, como es la cerveza artesanal”, concluye el responsable de BBF quien, para el próximo festival, están preparando una edición especial de la cerveza HopS&Hopes. (EFE Reportajes).

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